Revolucion Industrial
Se conoce como Revolución Industrial a una época de transformaciones profundas y radicales en lo económico, social y tecnológico que comenzó en la Europa del siglo XVIII, específicamente en el Reino de la Gran Bretaña, y que se extendió a lo largo y ancho de Europa y de los Estados Unidos, finalizando a mediados del siglo XIX y comienzos del XX.
Los cambios suscitados en esta época fueron tan radicales que únicamente se los puede comparar con los vividos por la humanidad en el Neolítico, y pueden resumirse en el abandono de un modelo agrario de comercio, trabajo y sociedad, en pos de uno urbano, mecanizado e industrializado.
La piedra angular de esta revolución lo constituyó la tecnología, específicamente la aparición del ferrocarril y posteriormente de la electricidad, que modernizó las técnicas laborales y agrícolas basadas hasta entonces en el trabajo manual y las bestias de carga, respectivamente. Esto impactó en el producto interno bruto de las naciones y representó un crecimiento sostenido de la riqueza y un cambio permanente en el modo de vida de las grandes masas como nunca antes se había vivido.
La Revolución Industrial suele dividirse en dos etapas: una Primera Revolución Industrial, que inicia alrededor de 1760 con la aplicación del modelo de fábricas textiles en una Gran Bretaña gobernada por la monarquía liberal no absolutista; y una Segunda Revolución Industrial, caracterizada por una aceleración de los cambios producidos por la nueva tecnología en la sociedad europea, que inicia alrededor de 1850 y culmina con el comienzo de la Primera Guerra Mundial en 1914.
Cambios en la arquitectura a nivel mundial después de la revolución Industrial. Explicar con ejemplos reales en obras
La revolución industrial impulsa los principales cambios que sufre la arquitectura en la segunda mitad del S. XIX. Trae consigo los nuevos materiales de construcción, como son el hierro, el acero laminado, el hormigón armado o el vidrio. Con éstos se construirán lugares funcionales surgidos de las necesidades de la nueva sociedad capitalista e industrial, lugares donde se necesiten grandes espacios diáfanos, invernaderos, mercados, naves, fábricas, puentes, bibliotecas, etc.
Muchos arquitectos seguirán utilizando los materiales tradicionales, ya que eran reticentes a que los nuevos materiales entraran a formar parte de la arquitectura. Surge así la polémica y el debate entre arquitectos e ingenieros, a los cuales en principio no se les consideró dignos para la edificación arquitectónica.
La Biblioteca de Santa Genoveva
La Biblioteca de Santa Genoveva, en París (1843-1850), fue el primer edificio público que utilizó una estructura metálica que iba desde los cimientos hasta la cubierta. De planta longitudinal, la bóveda de cristal era sostenida por arcos de hierro que descansaban sobre columnas de hierro, lo que permitía abrir grandes ventanales laterales para conseguir una iluminación natural. Mientras que su interior deja ver la estructura metálica, su aspecto exterior se enmascaró. Es un edificio de estilo renacentista.
El Palacio de Cristal
mera exposición de carácter internacional se realizó en Londres en 1851. Los promotores de la exposición querían que la feria tuviera gran repercusión social y para ello decidieron construir un edificio singular que diera cobijo a los stands de los distintos países con sus innovaciones tecnológicas. Joseph Patxon gana el concurso con un edificio muy emblemático y original, El Palacio de Cristal.
Su proyecto constituía una novedad absoluta en relación con la arquitectura de la época, tanto por el aspecto exterior como por el sistema de construcción empleado, que inició la tendencia de usar los nuevos materiales para la arquitectura.
Diseñó un edificio que tenía clara influencia de la arquitectura de los invernaderos, que ya había ensayado con anterioridad. Sobre una planta de tipo tradicional, proyectó un envoltorio a base de tirantes de hierro y placas de cristal. Una gran nave construida únicamente con hierro y vidrio. Con la solución propuesta se conseguía un espacio diáfano, lleno de luz natural y además, tenía la ventaja de que era prefabricado, con lo que podía montarse y desmontarse sin destruirse.
La esructura del edificio se componía de piezas estandarizadas que llegaban terminadas de fábrica y preparadas para ser ensambladas, con lo cual el proceso de construcción del edificio consistió en el montaje de la estructura general y en la colocación de los cristales.
Los elementos decorativos, arcos, ventanas circulares, pináculos y celosías, unifican el aspecto estético del edificio y acentúan el ritmo de los módulos estructurales.
El siguiente paso se dará en la Exposición de París de 1889, con La Galería de Máquinas y La Torre Eiffel.
La Galería de Máquinas
La Galería de Máquinas sorprende por sus dimensiones, 420 metros de largo por 115 de anchura. Su anchura se obtiene con un solo arco construido por dos medias parábolas articuladas en su unión. Es la mayor luz conseguida hasta entonces en un arco o bóveda. Su sistema de elementos prefabricados, como los de Patxon, permitieron un montaje y desmontaje rápido.
Describir en los momentos históricos de la revolución industrial con respecto a la arquitectura y construcción:
A- Tecnología en la Revolución Industrial.
Durante el siglo XIX la tecnología del mismo no dejó de desarrollarse y el hierro forjado alcanzó excepcional relevancia cuando se inventó el laminador universal y pudieron lograrse grandes vigas. Más adelante, el acero (recordamos, una combinación de hierro y carbono) sustituiría al hierro fundido y forjado por su resistencia y elasticidad.
Sin embargo, desde la invención de estos materiales hasta la generalización de su uso transcurriría mucho tiempo. Por ejemplo, el hormigón armado, hallado en 1849, no se hizo notar realmente en la arquitectura hasta entrado el siglo XX y muchos arquitectos lo rechazaron por alterar la imagen tradicional de los edificios. Por su parte, los proyectos diseñados solo con hierro producían la sensación de ser artefactos extraños, no arquitectónicos, de ahí que nuevamente muchos arquitectos los consideraran obras de ingeniería sin belleza posible.
Sin embargo, pese a ese rechazo conceptual los arquitectos acabaron asumiendo las innovaciones, dados sus beneficios. Ya se había empleado ese material en cubiertas en el siglo XVIII e Inglaterra fue el país más precoz en su uso; después se sumarían Francia y los demás países industrializados.
B-Las Técnicas innovadas.
La evolución técnica de materiales y sistemas estructurales (cubiertas y soportes) fue permanente en el siglo XIX. Las exposiciones universales, iniciadas con la de Londres de 1851, fueron espacios para la experimentación con ellos, sobre todo a través de las galerías de máquinas: grandes pabellones cubiertos por armaduras metálicas y cristal. Su culminación se produjo en la de París de 1889, donde convergieron dos hitos: la Torre Eiffel y la propia Galería de máquinas; en esta última, se pudo cubrir sin interferencia un espacio de 420 metros de largo y 115 de ancho gracias a la mejora del sistema de soportes. Cubiertas y pilares forman aquí una sola pieza, de modo que la armadura se prolonga hacia abajo hasta llegar al pavimento.
Taller de Gustave Eiffel. Puente de Luis I, Oporto, 1880
Inglaterra se adelantó en la aplicación del hierro, iniciándola con los puentes. Ya en 1775 el hierro fundido sirvió para levantar el de Coalbrookdale con un solo arco y Thomas Telford fue un importantísimo ingeniero, autor de numerosos de ellos, varios en hierro.
C-Materiales.
La revolución industrial impulsa los principales cambios que sufre la arquitectura en la segunda mitad del S. XIX. Trae consigo los nuevos materiales de construcción, como son el hierro, el acero laminado, el hormigón armado o el vidrio.
las ciudades crecieron a un ritmo vertiginoso durante el siglo XIX. Y es en este siglo cuando surgen los altos hornos, donde se trabaja un nuevo material: el hierro fundido. La fundición y los aceros supusieron una auténtica revolución arquitectónica al salvar grandes vanos con piezas rectas. Otro material novedoso, el cemento artificial (junto al acero), moderniza y racionaliza la arquitectura moderna. ¿Por qué? Por sus ilimitadas formas estructurales, por crear espacios de grandes dimensiones, por su facilidad de empleo y por su rapidez a la hora de montar dichas estructuras. Tenemos así materiales como el hierro, el vidrio, el cristal, el acero y el hormigón, que se resumirán seguidamente. Calderas para fundición de hierro y cobre Maquinaria industrial expuesta en la Sala de Hornos de la Real Fábrica de Cristales
D-Sistemas constructivo y tecnológico.
Entre las tipologías donde el hierro es el componente exclusivo o mayoritario, por ejemplo en el trazado de arcos de grandes luces o en las estructuras adinteladas; en ambos casos se lograba gran limpieza espacial. Puentes y viaductos, andenes e invernaderos, galerías cubiertas, fábricas, mercados o almacenes comerciales fueron algunas de las principales edificaciones afectadas por el auge de ese material. Y su uso se extendería a tipologías menores como kioskos y mobiliario urbano, y si no se generalizó aún más fue por prejuicios ideológicos y morales: el hierro se consideraba un material innoble e inadecuado en edificios destacados; la iglesia anglicana llegó a prohibirlo.
La evolución técnica de materiales y sistemas estructurales (cubiertas y soportes) fue permanente en el siglo XIX. Las exposiciones universales, iniciadas con la de Londres de 1851, fueron espacios para la experimentación con ellos, sobre todo a través de las galerías de máquinas: grandes pabellones cubiertos por armaduras metálicas y cristal. Su culminación se produjo en la de París de 1889, donde convergieron dos hitos: la Torre Eiffel y la propia Galería de máquinas; en esta última, se pudo cubrir sin interferencia un espacio de 420 metros de largo y 115 de ancho gracias a la mejora del sistema de soportes. Cubiertas y pilares forman aquí una sola pieza, de modo que la armadura se prolonga
hacia abajo hasta llegar al pavimento.
Países donde el cambio fue más significativo.
Con todos estos elementos, la Revolución Industrial significó un auténtico punto de inflexión en la historia de la humanidad.
Las sociedades occidentales y gran parte del planeta beben directamente de aquel fenómeno, que significó unos cambios sin precedentes. La economía, los medios de transportes y de comunicación e, incluso, las estructuras sociales no serían las mismas si Inglaterra no hubiese albergado aquella revolución.
Prueba de ello, fue la extensión de la Revolución Industrial en Europa y, principalmente en países como Francia. Que, aunque se desarrolló de manera lenta y gradual a lo largo del siglo XIX, generó grandes transformaciones en la economía francesa.
Posición de los arquitectos frente a la Revolución Industrial. Citar arquitectos.
El primer edificio construido enteramente con hierro y vidrio fue el Crystal Palace (1850- 1851; reconstruido entre 1852 y 1854) en Londres, una gran nave preparada para acoger la primera Exposición Universal de Londres de 1851, que fue proyectado por Joseph Paxton. Este edificio fue el precursor de la arquitectura prefabricada, y con él se demostró la posibilidad de hacer edificios bellos en hierro.
EL PALACIO DE CRISTAL DE JOSEPH PAXTON El Palacio de Cristal es una nave de 563 metros de largo y 124 metros de ancho Altura nave: 19,5 metros Altura nave crucero: 41 metros Tiempo de construcción: 9 meses Área de exhibición: 92.200 m2
En el continente destaca la obra de Henri Labrouste, autor de la biblioteca de Santa Genoveva (1843-1850) y de la Sala de Lectura de la Biblioteca Nacional de París. Su obra maestra comenzada en 1868 y terminada diez años más tarde, ya muerto su autor. Esta sala de lectura está formada por unas finas columnas de fundición de nueve metros de altura que soportan una vidriera. Las cúpulas, en forma de cáscara de huevo, contribuyen a dar sensación de ligereza al conjunto. Junto a esta sala se hizo un espectacular depósito, concebido para 900.000 libros. Todo él es de estructura metálica y la cubierta de cristal. Esta biblioteca ha sido calificada como una de las obras más bellas del siglo XIX.
Apreciación personal del proceso producto de la Revolución Industrial en la Arquitectura.
La revolución arquitectónica que se produjo en el siglo paralelamente a la mutación de la sociedad, se puso de manifiesto tanto por una renovación técnica como por la aparición de nuevas teorías. Esas técnicas modernas fueron la consecuencia de la disponibilidad de nuevos materiales estrechamente ligados a la Revolución industrial: fundición, hierro, acero y hormigón armado. A su vez, las nuevas teorías provenían directamente de la ideología racionalista, que era la de la clase dirigente.
Esta estrecha correspondencia entre revolución arquitectónica y Revolución industrial resulta más patente si recordamos que los pilares de fundición, elementos fundamentales en la primera fase de la arquitectura metálica, fueron inicialmente utilizados en los talleres textiles para sustituir las vigas de madera del techo que, por su poca resistencia, exigían un excesivo número de pilares de apoyo, con lo que estorbaban la colocación de las máquinas y la circulación de los obreros.
Recordemos también que la carpintería metálica surgió a consecuencia de una huelga de carpinteros de obra, con lo que las fábricas de Le Creusot tuvieron la idea de remplazar el maderamen por viguetas de hierro.
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